El mejor lugar para recordar


Indefinidos son los pensamientos que nos acompañan mientras viajamos en bus. En mi corto recorrido en la Ecovia de mi casa al trabajo decidí preguntarle a mi compañero de asiento “señor en qué piensa”, me miró sorprendido, luego sonrió y me dijo “no se”, miró a la ventana y me lo confesó “no se exactamente en qué pienso, mi hija mañana viaja a Colombia a un curso y eso me preocupa, además mi ex esposa me ha pedido que hablemos hoy en la tarde y eso me preocupa aún más, también pensaba en mis zapatos, me aprietan un poco”.

Mi corta pregunta “señor en qué piensa” desató un monologo protagonizado por mi amable compañero de Ecovia, me contó de su ex esposa, de su divorcio, de sus tres hijos, habló de su ex esposa otra vez, de su blusa blanca que quemó mientras discutían por última vez. Yo me baje en la parada de La Paz él llegaría hasta la Casa de Cultura y seguiría pensando en su esposa.

Cuántos pensamientos serán parte del bus, cuántos buses habrán sido el escenario de decisiones importantes. En ese tiempo que nos dejamos llevar por un rectángulo de metal con ruedas pensamos, pensamos y pensamos, pero existen unos pensamientos que creo son más recurrentes, los del recuerdo.

El bus es el mejor lugar para recordar.

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