El pega payasos

No puedo ni imaginar que un pasajero empuje a un sonriente payaso e impacte un puñetazo contra su cara, cuando escuche al protagonista reírse mientras contaba la historia sentí rabia y decidí contar la historia:

“Siempre es a mi, siempre” repetía el joven de ojos claros mientras se fumaba un cigarrillo, lo analice con cuidado para entender al payaso, o como él aseguraba a todos los payasos que se suben a los buses donde él ha viajado, y no encontré ningún rasgo que invite a la burla, creo que simplemente el payaso decidió tocarle el hombro y repetir su chiste refiriéndose a él por azar.

Pero el joven no se río advirtió al hombre maquillado con una nariz roja que no lo moleste pero el payaso continuó no por mucho tiempo porque enseguida sintió el puño del molesto joven en el ojo, la víctima no era un dulce payaso era un “payaso” con dos grandes senos de plástico colgados al frente y una enorme nalga no cubierta por una falda de mujer. La imagen de este payaso sin duda no es nada respetuosa ¿pero merecía ser golpeado?

Lo más extraño de esta historia es que Javier el protagonista volví a pegar a un payaso meses después.

Los tipos de buses



Los turísticos.- aquellos que te permiten leer plácidamente, los que podrían convertirse en una original pasarela móvil donde las modelos no tendrían dificultad de caminar de un lado a otro debido a la lentitud del bus. El chófer tiene un objetivo: pasearte por las amplias y angostas calles de Quito permitiéndote observar la ciudad con ojos de turista. Este tipo de bus te hace desear lanzarte por la ventana para apenas trotando poder rebasarlo.



Los tipo bar.- aquellos que no te permiten escuchar ni tus pensamientos, la música que detestas se escucha en cada asiento y te obliga a taparte los oídos. La misión del chófer: inculcarte el odio por los vallenatos y hacerte hablar a gritos por el celular.



Los atrasados.- aquellos que no paran ni a los pasajeros ni delante del semáforo en rojo, acelerar y curvar rebasando son las características de este bus que transporta niños y ancianos que apenas y logran sostenerse. A momentos disfrutas de la velocidad sientes como el viento acaricia tu rostro pero después de los cinco minutos sientes nauseas y se te atora le grito hacia el conductor por miedo a su reacción. El chófer de este bus solo busca llegar a su destino sin importar las consecuencias, maltratar a sus pasajeros y se divierte jugando con los nervios de las señoras que aprietan el rosario.




Los repletos.-
aquellos que no permiten a sus pasajeros respetar la comunicación proxémica, no se diferencian de los que están sentados, parados o asfixiandose, confundes tu mano y la posas en la cintura de un desconocido porque pensando que era la tuya, alzas el cuello entre las incontables cabezas y respiras. El bus frena pero toda le gente sigue en el mismo lugar, cuando alguien se baja suben tres más y el controlador repite las mismas palabras “siga siga si hay espacio acomodese”. El sueño del chófer ganar el record guiness transportando el mayor número de pasajeros.

¿por qué hablar del bus?


Cada espacio cerrado se convierte en un mundo, los buses son como pequeños cubos como aquellos construidos en la vida del ahorcado, el cubo llamado bus aveces asfixia, otras incomoda, otras relaja, es un mundo al parecer simple pero en realidad complejo.

En este mundo que se moviliza por un mismo camino más de treinta veces diarias es parte de la vida de infinidad de personas, se convierte en el mundo del estudiante que va al colegio, del profesional que va al trabajo y del que simplemente va.

Es el único espacio que no es de nadie, es el único territorio que no está marcado en este se convergen roqueros, ejecutivos, niños, liberales, inseguros, idealistas, tú y yo.

Hablar del bus es hablar de una parte del mundo urbano, es hablar de las personas, es hablar de los sentimientos que en este se generan, de los miedos, de la prisa, por eso es importante hablar del bus.