El pega payasos

No puedo ni imaginar que un pasajero empuje a un sonriente payaso e impacte un puñetazo contra su cara, cuando escuche al protagonista reírse mientras contaba la historia sentí rabia y decidí contar la historia:

“Siempre es a mi, siempre” repetía el joven de ojos claros mientras se fumaba un cigarrillo, lo analice con cuidado para entender al payaso, o como él aseguraba a todos los payasos que se suben a los buses donde él ha viajado, y no encontré ningún rasgo que invite a la burla, creo que simplemente el payaso decidió tocarle el hombro y repetir su chiste refiriéndose a él por azar.

Pero el joven no se río advirtió al hombre maquillado con una nariz roja que no lo moleste pero el payaso continuó no por mucho tiempo porque enseguida sintió el puño del molesto joven en el ojo, la víctima no era un dulce payaso era un “payaso” con dos grandes senos de plástico colgados al frente y una enorme nalga no cubierta por una falda de mujer. La imagen de este payaso sin duda no es nada respetuosa ¿pero merecía ser golpeado?

Lo más extraño de esta historia es que Javier el protagonista volví a pegar a un payaso meses después.

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