Las palabras que nunca pronunciaran

Tres personajes que no pueden faltar dentro de este escenario que crea el transporte público: controlador, cobradora de pasajes dentro de los buses, y las “amables” señoras que cambian las monedas o entregan una ficha en el Ecovia y el Trole. Sin duda estas personas a quienes vemos a diario jamás pronunciaran estas palabras, (cave decir bajo estrictas y muy pequeñas excepciones):
• Buenos días, pasaje por favor.
• Buenos días, buenas tardes, buenas noches.
• Muchas gracias.
• Para servirle.
• Que tenga un buen día.
• Claro yo le ayudo no se preocupe.

Las frases más pronunciadas:
• Pasaje.
• Siga, siga rapidito.
• Atrás hay puesto no se quede en la puerta.

El bus más odiado


Aquellas personas que necesitan utilizar el bus CAMAL AEROPUERTO entenderán mi indignación frente a este lento transporte, muy bien les reveló algunas cositas que lo convierten en el causante de que lleguemos tarde a nuestro destino cuando la única opción de transporte es el bus Camal Aeropuerto.

Primero, al norte de quito cerca de la Comisaría de Transito se ubica la parada de estos buses, mientras uno espera la llegada del Camal Aeropuerto por más de 15 minutos los taxistas le ofrecen sus servicios, cuando al fin el bus a llegado y uno se dispone a subir el controlador le anuncia “espere el otro bus este no sale” “¡Que!”, muy bien ha esperar 15 minutos más y mientras tanto el bus está estacionado con e motor prendido y totalmente vacío. Segundo, cuando ya se ha subido al bus, que si va hacer el recorrido, este baja la calle lentamente, sin apuro, a apenas y aprieta el acelerador, y juega con la paciencia de los pasajeros. Tercero, en esa esquina una señora agita su mano y el bus para, en la siguiente esquina un niño desea subir y el bus para, a mitad de la calle tres estudiantes estiran la mano y el bus para y el recorrido se resume en eso parada tras parada tras parada.

Tres razones totalmente validas para odiar al bus CAMAL AEROPUERTO.

Día del blog

Día del Blog


Ómnibus

Ómnibus, una historia sobre el transporte público contada por Cortázar.

¿Cómo llegar al Terminal Sur?



Es sencillo, pero se necesita algo importante para soportar el viaje hasta al Terminal, paciencia. En la estación norte del trole es necesario tomar el circuito C. Advertencia no hacerse ilusiones con lo que promete este circuito: “Circuito C2 servicio express realiza paradas en La Colón, Plaza Grande, Cumanda, Villaflora y el Recreo”, este trole repleto de gente recorre todas las más de veinte paradas y definitivamente no cumple con su carácter de express. Pero eso sí, aproximadamente después de una hora y media el usuario del Trole Bus llegará al Terminal Quitumbu.

Una hora y media llena de frenazos que obligan a caer en la espalda del compañero de transporte, tiempo en el cuál los afortunados pasajeros que van sentados lo aprovechan en su mayoría para dormir, una hora y media suficiente para hacer nuevos amigos de quienes nunca recordaras su nombre pero sí que se dirigían a Riobamba, a Santo Domingo o a Ambato, y quien deseaba viajar a Esmeraldas será realmente inolvidable, pues recién en la parada El Calzado se enteró que de debía tomar el bus en el Terminal Norte.

Una imagen lírica...

de aquellas personas atrapadas en El Trole o en el mundo...

Fotografía de Elena Milani.

¿Por qué la gente de Quito es tan huraña?

Respuesta: Simplemente porque utilizan El Trole, famoso transporte público de la ciudad.

Literalmente fui obligada a subir este medio de transporte, digo obligada porque mi negación a permanecer por más de un minuto en un lugar encerrado, donde el aire se esconde y donde el sudor se confunde no me permite ingresar al Trole si se tiene estas características. Pero aquel domingo por la tarde en la nueva y flamante Terminal Sur fui empujada por una ola de gente, desesperada por llegar a sus casas, por la puerta de este transporte.

20 minutos después de tener un codo clavado en mi espalda, de sentir la respiración de un extraño en mi cuello y de pararme de puntillas para tomar un poco de aire descubrí porque los quiteños, obligados a utilizar este transporte, son tan huraños y caminan por las calles con el ceño fruncido.

Por consideración a mi sonrisa y sobre todo a mi salud mental, espero poder mantenerme alejada del Trole. Amen.