Desde la ventana

Fotografía: Carlos Pozo

Cuando ese bus de madera paso junto a mi ventana deteste el aire acondicionado, ese aire artificial que no me permitía sentir la diferencia entre Quito y Quinindé, quise ser parte de esa imagen que congeló en mi mente como un extraño recuerdo que al ver está fotografía se aclara.

El encuentro fue rápido, apenas unos segundos, pero el resto de mi viaje imagine el rostro de los pasajeros de ese transporte que les permitía ver el mundo sin un vidrio de por medio.

Tal vez si hubiese estado en su lugar me hubiese quejado del calor y la lentitud del movimiento de ese carro, describiría el dolor en la espalda por estar sentada por tanto tiempo en asientos de madera, pero cuando en mi escritorio miró esta fotografía me empeño en crear con mi mente el destino al que cada uno de ellos llegaría, un destino que por alguna razón quisiera conocer.

Las historias van más allá, se desarrollan brevemente en ese carro, pero llegan a un lugar y el llegar sentado con la cabeza arrimada a la madera, golpeando con los dedos el asiento de adelante y compartiendo el espacio con un extraño le dan a esa historia un matiz diferente.

Entiendo que ese transporte es la representación de un mundo distinto, no sólo una realidad, un mundo distinto al mío.