Entrar a la estación del Ecovia me causó como nunca total desconfianza, la oscuridad no me permitía ver a las cinco o seis personas que esperaban y que se habían acostumbrado ya a ver entre sombras. Fue como entrar al teatro Ambato cuando proyectaban películas pero sin el muchacho que enfoca los asientos con una linterna. Me ayude con la la luz del celular y me arrime al vidrio resignada a la oscuridad.
Sentí un leve movimiento ajeno a mi cuerpo justo en mis pies, era un joven, bueno creo que era joven no podía verlo claramente, que se había sentado a esperar. Después de unos minutos todos concentramos nuestros ojos en la entrada de una señora gorda que se ayudaba con las manos para no tropezar.
Las luces de los carros que pasaban por las 6 de Diciembre nos obligaba a todos a recorrer la estrecha estación para mirar los rostros de quienes eramos cómplices de ese momento a oscuras.
“Lo más difícil fue introducir la moneda” dijo una señorita con uniforme de banco, unos tres se rieron del comentario y creo que los demás sonreímos. Derepente el guardián de la estación encendió una linterna y enfocó la cara de cada uno de los que esperábamos, la señora gorda renegó asustada “Qué le pasa”, “Es por seguridad señora”, por seguridad me sentí por unos momentos como una delincuente capturada por al justicia. “Señor guardia por seguridad encienda una vela”.
El Ecovia a oscuras
Publicado por Gabiru en 13:33
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