El bus no llega


Las niñas su abuela y su madre esperan el bus, cuando llegaron a la improvisada parada se preguntaron ¿y va a llegar?, la esperanza murió después de algunas horas bajo el sol paradas en una desolada carretera.

Cuando pidieron que nos convirtamos en su medio de transporte aceptamos complacidos y admirados de que en ese lugar, donde minutos después miramos búfalos caminando cerca del auto, alguien esperara un bus.

La mejor forma de entender que existe detrás de esos lugares por los que uno va de paso es conversar con la gente que nos mira con curiosidad mientras mirando por la ventana nos alejamos del sitio.

La señora estaba angustiada “No hay buses señorita, y caminando no podemos llegar”, la niña más pequeña recostó su cabeza en el filo del balde de la camioneta, me sonreía con timidez y nos agradecía en silencio por haber terminado con su espera.

Cuando su viaje concluyó la anciana quiso entregarnos algunas monedas para pagar por su recorrido, cuando tomé su mano diciéndole que no era necesario envidie la oportunidad que ella tenía de caminar en medio de los árboles junto a su hija y sus nietas.

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