
Inmediatamente después que mi pie derecho topa la plataforma de hierro del bus una mano impertinente se coloca justo frente a mi cara, quiero imitar ese lengua corporal y alzo mis hombre en señal de “qué quiere”, una mirada penetrante casi asesina acompaña una palabra que suena a amenaza “¡pasaje!”.
Son muy hábiles los pasajeros que justo cuando el bus acelera son capaces de abrir su maleta, sacar la billetera y pagar el pasaje.
El momento de pagar ¡Un martirio!
Publicado por Gabiru en 7:29
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2 comentarios:
Chévere idea!!! buenas historias... Suerte! muaaaa
jajaja las coincidencias de la vida .... que sopresa me causa ver a mi primo subiendo al bus en una foto que la tomas tu.
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